A lo largo de este último año hemos podido comprobar
cómo se ha ido acrecentando el
desmantelamiento de los servicios sociales. Si
realizamos una mirada retrospectiva, vemos como la “revolución” que
supuso el paso del estado de beneficencia
al sistema de bienestar social adquiere actualmente un gran simbolismo y se torna como
referente de una nueva y necesaria revolución ante tanta
involución social.
Siempre
el trabajo social ha tenido retos de evolución en sus objetivos y prácticas.
Muchos son los logros conseguidos y muchas las satisfacciones reflejadas en una
ciudadanía desprovista del lastre de la beneficencia y reconocida con derechos
sociales básicos y fundamentales.
La crisis económica ha configurado nuevos escenarios
sociales y como consecuencia nuevas formas
en el quehacer profesional. Los recursos
sociales se ha reducido y los profesionales de la administración pública se han
visto minimizados a la gestión y dispensación de carteras de servicios llenas
de bolsas de “nueva beneficencia”. No hay más que mirar a los ojos de nuestros usuarios
y ver desde el relato de sus historias como las promesas y propósitos de las
actuales políticas sociales se convierten en despropósitos y como las
opulencias y fortunas de unos pocos han provocado desahucios y exclusiones de la
mayoría de la ciudadanía.
Ante
este nuevo panorama social hemos de preguntarnos si lo que estamos haciendo los
profesionales de los servicios sociales es suficiente ó nos estamos adaptando
al sistema de exigencias institucionales envuelto en gestiones inconexas e
inconclusas, si estamos igual de motivados ó por lo contrario nos hemos
acomodado a esta denominada crisis del
bienestar social.
Lo que sí es
evidente, es que las políticas neoliberales nos están desafiando cada vez que irrumpen
en las instituciones públicas y saquean sus recursos sociales.
Propongo desafiar este desmantelamiento, recurriendo
a algunos artículos de nuestro código deontológico:
1)
Informando donde otros quieren desinformar:(El/la profesional del trabajo
social tiene el deber de proporcionar, basándose en las características y
capacidades de comprensión de la persona usuaria, la información necesaria
sobre las disposiciones legislativas y administrativas y sobre los derechos,
deberes, ventajas, desventajas, recursos y programas pertinentes…. Art 18)
2)
Facilitando
recursos ocultados (Los profesionales
del trabajo Social se comprometen en la intervención social a buscar y
garantizar a toda persona, grupo o comunidad la igualdad de oportunidades, el
acceso a recursos y el apoyo para cubrir sus necesidades; especialmente de
aquellos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad o en alguna
situación específica de desventaja social. Art. 17).
3)
Proporcionando
autodeterminación donde se pretende imposición: (Cuando por causas diversas no sea posible consensuar las cuestiones que
afecten a la persona usuaria, el profesional velará por la elección de los
mejores procesos que aseguren que la decisión adoptada es tomada en coherencia
con los intereses, deseos y necesidades de aquel/lla. (Art
19) y
cuando la acción o actividad de la persona usuaria, de forma real o potencial,
presente un grave riesgo previsible o inminente para sí o para otros, se
procederá profesionalmente, con el
consentimiento del equipo en su caso, a solicitar a quien corresponda la
limitación cautelar del derecho de autodeterminación ( Art 21).
4)
Evitando
que la derivación a otros recursos no se convierta en la proyectada deriva a la exclusión social: (En los casos en que sea necesario derivar
la atención de la persona usuaria a otro servicio, el/la profesional del
trabajo social lo hará de la manera más favorable para aquella, procurando la
continuidad de la intervención. Art 20).
5) Desafío
ante normas y directrices de actuaciones profesionales descordinadas, injustas,
insolidarias y carentes de ética
profesional. (El/la profesional del
trabajo social debe dar a conocer a los/las responsables o directivos/as de la
institución u organismo donde presta sus servicios, las condiciones y los
medios indispensables para llevar a cabo la intervención social que le ha sido
confiada, así como todo aquello que obstaculice su labor profesional. Art
39)
El desafío está servido con el reto de convertirnos
en “verdaderos agentes de cambio”.
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