sábado, 13 de diciembre de 2025

CUANDO L@S JEF@S PARECEN ROBOTS Y LOS ROBOTS PARECEN HUMANOS


 

    Las jerarquías en el trabajo han existido siempre.  En cualquier organigrama parece ese personaje clave llamado jef@, encargado de dar instrucciones, repartir responsabilidades y organizar quien hace qué. Pero para que este rol funcione, no basta con saber mandar: hace falta acercarse a la gente, ser flexible, empatizar. Dar órdenes es fácil; lo complejo es liderar desde la cercanía, adaptarse a quienes tenemos delante, entender sus necesidades y actuar con criterio humano.

            Con el tiempo se ha comprobado que, además de las habilidades técnicas de cada directivo, la humanidad marca una gran diferencia. Se espera de ell@s que expliquen bien los procesos, definan criterios coherentes, acompañen a sus equipos, estén disponibles cuando hace falta y mantengan un trato cercano y empático.

            Últimamente están apareciendo jef@s que parecen haber sido sustituidos por versiones beta de robots administrativos. Comienzan a observarse modelos de liderazgo que adoptan patrones propios de una inteligencia artificial rígida y artificiosa. Activan protocolos estándar como si tuvieran botones preprogramados y responden con frases tan enlatadas que uno no sabe si está hablando con su superior o con un asistente virtual de tienda online.  Cuando un emplead@ busca orientación, lo que recibe es un “mensaje tipo” que podría haber salido igual de Siri, Alexa o un chatbot recién instalado. Y claro, así es imposible dialogar o plantear una pregunta fuera del guion.

El/la trabajador/a termina sintiéndose teledirigido por un sistema de respuestas automáticas, sin espacio para matices ni comprensión real. Y ante ese vacío emocional y profesional y esta carencia de comprensión generado en este tipo de liderazgo, much@s emplead@s recurren a herramientas de inteligencia artificial en busca de orientación. En ellas encuentran respuestas contextualizadas, adaptadas a sus preguntas, estructuradas según sus necesidades y expresadas con claridad, precisión y cercanía. Este contraste evidencia la paradoja contemporánea: la tecnología muestra rasgos de “humanización” que algun@s jef@s han ido abandonando.

La consecuencia es evidente: mientras las máquinas avanzan hacia modelos de interacción más empáticos y personalizados, ciert@s jef@s se automatizan hasta perder su dimensión humana.

La tendencia es imparable. O l@s jef@s adoptan estilos de liderazgo inteligentes, adaptativos y humanos, o la inteligencia artificial terminará ocupando funciones que antes se atribuían exclusivamente al liderazgo humano.